Màxim Huerta vuelve a llevarnos de viaje a París. A ese París que él tan bien conoce
y que tan bien nos dibuja, paseándonos por sus calles, y descubriéndonos sus
cafés, sus plazas, sus rincones.
Esta
vez, en “No me dejes”, nos conduce de la mano de Violeta, una joven española
que llega a París huyendo de un amor, de una familia, de una vida… Allí
conocerá a Dominique, un hombre próximo a jubilarse, que le dará trabajo en su
floristería, y coincidirá con Mercedes y Matilde, dos señoras mayores, que huyendo
de amores o tratando de encontrarlos, recalaron hace muchos años en París y
que, desde que se conocieron en la capital francesa, sólo se tienen la una a la
otra.
“No
me dejes” nos presenta distintas historias de amor. Historias de distintos
amores. En el más amplio sentido de la palabra. Amor enamorado, amor fraternal,
amistad, amores de juventud, amores maduros… Nos habla de amores vividos. De
amores soñados. De amores robados. E, incluso, de amores improvisados. De
perder cada uno de esos amores. De volverlos a encontrar.
Nos
lleva a un viaje interno, en el que todos podemos sentirnos reflejados en
alguna de las etapas. Porque todos, de una manera o de otra, amamos o hemos
amado. Incluso una, que es una auténtica descreída en el amor, ha terminado
enamorada en esta novela. Enamorada de Dominique, un hombre de setenta y tantos
años. Enamora de dos ancianas con más vida por detrás que por delante. Enamora
de una joven a la que la vida todavía tiene mucho con lo que sorprender. Enamorada
de un tipo desleal y arrepentido. Enamorada de un alma pura. E incluso enamorada
de una camarera que un día se desabrochó un botón. Porque en “No me dejes” los
protagonistas traspasan el género y la edad. Porque los personajes se
convierten en personas.
Màxim
nos regala una mezcla de sentimientos, que hace que pases las páginas de la
novela queriendo avanzar a pasos cortos y de puntillas, para no molestar a sus
protagonistas, para convertirte en un espectador más, sin querer interrumpir a
ese narrador, que magistralmente va cambiando para ser siempre el mismo.
Una
novela íntima y pura. Una historia en la que los caminos se cruzan y se enredan
para poder seguir cada uno con el suyo. Un relato que, si eres un poquito
humano, te hará reír o te hará llorar (o ambas cosas, incluso a la vez), pero
que desde luego no te dejará indiferente.
“No
me dejes” toca el corazón y el alma. Se te agarra y no se te desprende. Y te
metes en ella y la haces tuya. Y ella te hace suya. Y te posee como sólo lo hacen los buenos amantes. Porque ‘todos tenemos
hipotecas emocionales’.
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