miércoles, 7 de diciembre de 2016

MISS ZAPATOS DE LUJO de Ana Cantarero



No conocía a Ana Cantarero más que por su faceta de redactora, y aunque no es ningún secreto que siempre he sido muy fan de sus artículos y de su tremendo humor, he de reconocer que me sumergí en “Miss zapatos de lujo” con alguna reticencia. Más que nada porque no creía ser el público objetivo de la novela. En un principio pensé que estaba enfocado más a jóvenes a las que yo podría doblar la edad. Sin embargo ¿por qué tenemos esa manía de etiquetar y encorsetar tanto las cosas? Por suerte, me dejé de prejuicios, y he tenido la suerte de descubrir una maravillosa faceta de Ana, y un libro realmente entretenido.

En “Miss zapatos de lujo” nos encontramos con Marta, una niña bien, con un novio aparentemente perfecto, que un día decide dejar su trabajo de redactora en una revista, para pasar a formar parte de una discográfica como asistente de un emergente grupo de rock. Lo que en principio parecía simplemente un cambio laboral, termina poniendo patas arriba su vida, sus emociones, sus convicciones y sus prejuicios.

En rasgos generales y a primera vista, estamos ante una novela chick-lit. Sin embargo, en cuanto profundizas un poco en ella, te das cuenta que va mucho más allá. Que para nada nos encontramos ante una historia banal, aunque esté contada de manera muy ligera y sencilla de leer.

Porque Ana ha creado a Marta y Nick, dos protagonistas tan opuestos que se encuentran irremediablemente. Dos personajes con los que yo personalmente no me siento identificada para nada: Marta por defecto (demasiado cursi, voluble e insoportable), y Nick por exceso (no me gustan las personas a las que su ego se las ha comido y que se muestran de vuelta de todo). Y eso es lo bueno, que son personajes que te los crees porque son reales, empatices o no con ellos. Son personajes que producen emociones.
Son dos personajes que se convierten en personas que tienen luces y sombras. Que traen unas tremendas mochilas a la espalda, con las que no sólo tienen que aprender a vivir, sino a convivir. Personas con problemas psíquicos y emocionales, con trastornos alimenticios, dos personas con unas carencias afectivas tremendas, que ni ellos mismos saben si quieren reparar.

Nos encontramos con una historia de adicciones y dependencias, en un amplio sentido de las palabras. Dependencia al amor, al sexo, a las personas, a los medicamentos, a ser aceptado, al éxito, a la vida, a la muerte,…

Pero estos protagonistas y sus historias y problemas no vienen solos. Traen una serie de secundarios de lujo, sin los que su historia, y por tanto la novela, no estaría completa. Unos secundarios tan perfectamente dibujados que en ocasiones adquieren su propio protagonismo.

Y es una novela que, sin pretender darnos ningún tipo de lección ni moralina, al final nos enseña que cuando la vida te pasa por encima no una, sino varias veces, aún puedes sacar fuerzas por muy débil o inseguro que te creas. Y devorártela. Porque como no lo hagas será ella la que te devore a ti.

Nunca he sido muy fan del chick-lit, y sin embargo alguna de mis personas favoritas y que más admiro, son autoras de este género. Y Ana Cantarero está entre ellas.




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