"Versos, canciones y trocitos de carne" es el título de la trilogía que nos trae César Pérez Gellida y que está compuesta por las novelas "Memento mori", "Dies irae" y "Consummatum est".
Si fuera justa y totalmente honesta la reseña de la trilogía se reduciría a ponerme de pie y:
Pero supongo
que me lo tengo que currar un poco para que sigáis leyendo este humilde blog,
que si no, mal vamos.
Creo que
esta es la reseña que más me ha costado escribir. Y se la debo a César hace
tiempo. He debido de empezar a escribir esto como siete u ocho veces, y al
final he necesitado reposar las novelas unos meses para poder redactar algo
medio digno. Estar a la altura de la perfección de la trilogía, es directamente
imposible. Y espero que César sepa perdonarme.
En “Versos, canciones y trocitos de carne”, Pérez Gellida nos
relata la historia de Augusto Ledesma, un asesino en serie, y Ramiro
Sancho, el investigador de homicidios
que le sigue la pista a lo largo de la trilogía y a lo través de toda Europa.
Eso sí, no estarán solos. Una serie de personajes (maravillosos, entrañables,
oscuros, maquiavélicos,…) les acompañarán en esta aventura. Una trilogía que
conjuga la investigación criminal con la poesía, la literatura y la música. Una trilogía
imprescindible para los amantes de la novela policíaca.
En “Memento mori” la acción se sitúa en Valladolid, conocemos a los
personajes, los primeros pasos de Augusto Ledesma como asesino en serie y de su
alter-ego, Orestes. Uno el cerebro, el otro el brazo ejecutor. Es increíble
como César consigue que la historia no pierda ni un ápice de interés, aún
conociendo desde la primera página quién es el asesino. Todo lo contrario,
consigue que la intriga y la emoción vayan aumentando a lo largo de cada
página.
Mi intención inicial era leer la primera novela de la
trilogía, y si mi gustaba (como así fue) dedicarle unas líneas aquí. Pero eso
no pudo ser así. Según terminé el primer libro directamente me sumergí en el
segundo. Era imposible dejar de leer.
En “Dies irae”, hay un pequeño giro en el estilo narrativo, al
aparecer partes narradas en primero persona por Augusto Ledesma. A mí, me ha
resultado totalmente hipnotizante este personaje en esta segunda parte. Hay un
capítulo, titulado ‘Como un lazo en un ventilador’, que es una brutal
conversación entre los personajes de Augusto y Orestes, un diálogo que para mí
es la perfección. Sin
embargo, después de éste, la historia da un vuelco que hizo que yo,
directamente, me quedara con cara de gilipollas. Sublime.
A destacar también que parte de la acción de esta segunda novela se
desarrolla en la Guerra de los Balcanes. La condición de historiador del autor
hace que esté tan bien narrada que hasta yo, que soy una total ignorante del tema, siga la historia
sin ningún problema.
Cuando finalicé “Dies irae", una vez más, no pude pararme ahí. No
podía consentir que el pérfido César me dejase con la intriga de conocer el
desenlace.
Y dicho desenlace se produce en “Consummatum est”. Al empezar el
tercer libro es posible preguntarse si el autor será capaz de mantener el nivel
de los otros dos, si no se le habrá agotado la fórmula. Pues no, no
se le ha agotado, ya os lo digo. Aquí se descubre una red de personajes tejida
como una auténtica tela de araña, revelando los verdaderos lazos y
personalidades de cada uno de ellos, sin dejar un cabo suelto, y consiguiendo
que el lector se quede, directamente, con la boca abierta.
Recuerdo que un día hablando con él, comentábamos la grandeza de
otro escrito de gran éxito, porque narra las historias con un rigor absoluto
pero de tal forma que cualquier persona no versada en el asunto puede
entenderlo perfectamente. Pues he descubierto que César Pérez Gellida es de los
que tiene esa grandeza.
Por cierto, en la firma de “Memento
mori”, César me puso “…confío en poder robarte unas cuantas horas al sueño.”
¡¡¡Qué cab**n!!!
Atentos, que el día 5 de marzo sale su nueva novela: “Khimera”. Y
supongo que ya sabéis de una que no se la piensa perder.
Y por último quiero dar las
gracias a Esteban Navarro por haberme descubierto a este tremendo escritor y
haberme presentado a esta gran persona.